miércoles, 5 de noviembre de 2014

Public Understanding of Science


En esta oportunidad quiero compartir con ustedes esta clase del profesor Bruce Lewenstein, una de las más importantes autoridades en la materia


lunes, 3 de noviembre de 2014

La Comunicación Pública de la Ciencia y la Salud en la Sociedad del Conocimiento y la Información

El viernes 31 de octubre tuve el honor de ser   invitada por el Lic. Antonio Capriotti, quien a su cargo el seminario de especialización en periodismo científico en el Iset Nº 18 "20 de Junio" de la ciudad de Rosario, Santa Fe para que brindara una conferencia titulada "La Comunicación de la Ciencia y la Salud en la Sociedad del Conocimiento y la Información".

Comparto con ustedes el texto de la conferencia:

La Comunicación de la Ciencia y la Salud en la Sociedad del Conocimiento y la Información

Dra. Diana Cazaux


        En 1940, el matemático británico[1] Godfrey Harold Hardy, en su libro Apología de un matemático, sostenía que los científicos constituían la inteligencia de primera fila y que los divulgadores de la ciencia eran mentes de segunda. El físico y novelista inglés Charles Percy Snow en el prólogo de su célebre Dos culturas, describe el libro de Hardy como “un lamento apasionado por una potencia creativa que antes estaba pero que se ha ido para no regresar”.
Hardy afirma en Apología de un matemático que “la exposición, la crítica, el aprecio, es un trabajo para mentes mediocres. […] Es una experiencia melancólica cuando un matemático profesional se dedica a escribir sobre la matemática. La función de un matemático es hacer algo, demostrar nuevos teoremas, añadir a la matemática y no hablar de lo que él u otros matemáticos han hecho”. Por eso Hardy, quien fue un matemático brillante, creador de teoremas con su nombre, se excusó por escribir este libro de divulgación de esta manera: “Escribo sobre la matemática porque, como cualquier otro matemático que tiene 60 años, ya no tengo la frescura de mente, la energía ni la paciencia para realizar mi trabajo con eficacia”.
Apología de un matemático ha tenido una gran influencia en la ciencia y su organización después de Segunda Guerra Mundial. Su idea principal continúa vigente entre la mayoría de los científicos: si alguien es brillante produce ciencia; si no lo es divulga la ciencia que producen otros. Algo similar a la diferencia entre el escritor o el pintor y el crítico literario o artístico. Amargados estos últimos por no poder ser creadores ellos, tenían que conformarse con las migajas de la interpretación de los verdaderos genios y sus obras.
¿Pero qué le pasaba Hardy en 1940 cuando escribió este libro? ¿Por qué Snow se refiere a él como “una potencia creativa que antes estaba pero que se ha ido para no regresar?”
Hardy nació en 1877 y falleció en 1947. Durante su vida escribió sobre una gran diversidad de temas vinculados con la matemática de manera estupenda. A tal punto que fue considerado el mejor matemático en su tiempo en el Reino Unido. Hasta que un ataque al corazón mermó considerablemente su capacidad física e intelectual, lo que no le impidió escribir A mathematicians apology en 1940, como vimos. En esta obra defiende el valor de la matemática teórica más abstracta y la belleza como valor indispensable de las buenas teorías matemáticas por encima de otros valores como su aplicabilidad o relevancia a los problemas de física. Luego su salud empeoró y cayó en una fuerte depresión que le impelió a un intento de suicidio por ingestión de barbitúricos en 1947, del que se salvó, pero que le dejaron severas secuelas que acabaron con su vida varios meses más tarde.
Aclarado esto, debo reconocer que uno no es quien para contradecir a Hardy. Pero, me parece que, al menos, puede ser en parte refutado en lo que respecta a la comunicación pública de la ciencia que producen otros. Esta especialización se ha convertido en los últimos años en una disciplina científica emergente en sí misma, que cuenta con numerosos posgrados en varias universidades del mundo.
Entonces la altruista tarea de acercar el saber de las minorías a las mayorías merece ser considerada como una disciplina relevante. Si bien todos conocemos la rivalidad que ha existido siempre (aunque en la actualidad esta confrontación está mermando) entre quienes comunican la ciencia y quienes la producen.